Pueblo sabio
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Ningún elector en Sinaloa puede decirse sorprendido ni traicionado. El 6 de junio de 2021, cuando votaron por gobernador, las dos ofertas en la boleta habían sido muy transparentes con respecto a sus planes.
Mes y medio antes de las elecciones viajé a Culiacán para entrevistar a los dos candidatos: Rubén Rocha Moya de Morena y Mario Zamora de la alianza opositora. Les hice la misma pregunta a los dos: ¿Se puede gobernar Sinaloa sin pactar con los narcos? Sus respuestas fueron diametralmente opuestas.
El morenista Rubén Rocha me dijo que “hay que buscar una forma de coordinarse (con los narcos)”. El priista Mario Zamora exclamó contundente: “¡claro!” (que se puede gobernar sin pactar con los narcos).
Rocha le ganó por paliza a Zamora: 57% vs. 32%. La oposición denunció ante la OEA que el cártel de Sinaloa le secuestró a decenas de coordinadores electorales y con esto perdió capacidad de supervisar las casillas.
Sería incorrecto concluir que fue la propuesta de seguridad lo que decantó la elección. Lo que las encuestas marcan es que los votantes en todo el país premiaron al morenismo por los programas sociales, las mejoras salariales y el impulso electoral asociado a la figura del entonces presidente López Obrador.
Esas mismas encuestas señalan que para el votante mexicano -no sólo en Sinaloa-, la seguridad ya no es un factor diferenciador entre partidos y candidatos: como nadie ha podido resolverlo, nadie lo va a resolver. Entonces deciden por quién votar por otras razones.
Voy más allá: en buena parte del país se ha extendido la creencia que la única paz posible es la pax narca; es decir, que el Gobierno negocie con las organizaciones criminales para que un cártel mande en determinado territorio y entonces no haya violencia al disputarse la plaza.
El caso Sinaloa es el ejemplo perfecto de que eso no funciona. Cuando el Estado cede el poder, pierde el control. No manda. No gobierna. Y está a expensas de lo que el cártel decida. El candidato Rubén Rocha dijo con todas sus letras que él iba a coordinarse con el narco. Nadie se escandalizó en Sinaloa. Hoy sabemos que se reunió en campaña con los principales capos. Nadie se escandaliza. Al gobernador Rocha no se le salió de control Sinaloa. Porque nunca tuvo el control. El control siempre lo tuvo el cártel de Sinaloa. Y cuando el cártel se quebró y perdió el control, se desató el caos de violencia que lleva medio año.
En su discurso de cierre de campaña, el opositor Zamora advirtió a los sinaloenses que en la boleta electoral había dos caminos: “uno es como la noche, oscuro, perverso”. El pueblo sabio escogió. Lo estamos viendo.
SACIAMORBOS
Y si cae Rocha habrá que ver si el que llega no resulta tener incluso más vínculos. En Sinaloa todo mundo sabe quién es, todo mundo sabe cuánto influye en el Gobierno y todo mundo sabe con quiénes se lleva.
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