Trump cancela las licencias de exportación de petróleo de Venezuela a Estados Unidos
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De la manera más humillante, en un confuso mensaje en sus redes sociales, Donald Trump ha anunciado este miércoles la cancelación de las licencias de exportación de petróleo de Venezuela que había autorizado su predecesor, Joe Biden, hace dos años y medio. El presidente de EEUU justifica su paso por las irregularidades en las pasadas elecciones venezolanas y la supuesta lentitud de Caraca para cumplir los compromisos pactados con la Administración republicana sobre vuelos de repatriación de inmigrantes irregulares.
“Por la presente revertimos las concesiones” dadas en “el acuerdo de transacción petrolera fechado el 26 de noviembre de 2022″, apunta el republicano en su mensaje. El día que menciona la Administración Biden había autorizado a la petrolera estadounidense Chevron a ampliar su producción en Venezuela e introducir crudo de ese país en el mercado de EEUU. Ninguna otra empresa estadounidense cuenta con ese tipo de permisos. La cancelación se hará efectiva a partir del 1 de marzo, declara Trump.
Chevron ha podido continuar sus operaciones en Venezuela, el país con mayores reservas probadas del mundo, en el marco de los contratos que firmó en 2019, pese a las sanciones que las sucesivas administraciones estadounidenses han impuesto contra el régimen de Nicolás Maduro a raíz de los fraudes electorales perpetrados en los comicios presidenciales de 2018 y 2024. El mes pasado llegaron a Estados Unidos a través de Chevron cerca de 238.000 barriles diarios de petróleo venezolano, según Reuters.
Trump ya había adelantado hace diez días que se planteaba cancelar la licencia de exportación, que la Administración demócrata autorizó como recompensa por el diálogo iniciado entonces entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición y que Washington esperaba que condujera a la celebración de elecciones limpias el pasado 28 de julio.
Gobiernos de diversos países, entre ellos Estados Unidos, y organizaciones especializadas en la observación electoral, entre ellas el Centro Carter, determinaron que esos comicios no se desarrollaron de manera imparcial. Washington, la Unión Europea y otras naciones consideran ganador al opositor Edmundo González Urrutia. La comisión electoral en Caracas proclamó el triunfo de Maduro, aunque nunca ha publicado las actas oficiales del proceso. La oposición sí lo ha hecho, en número suficiente para demostrar la victoria de su candidato.
En su mensaje, Trump alega que el acuerdo petrolero “tenía que ver con las condiciones electorales en Venezuela, que el régimen de Maduro no ha cumplido”. También aduce que Caracas no ha cumplido “con la rapidez acordada” la promesa que efectuó a la Administración Trump de repatriar a inmigrantes irregulares de nacionalidad venezolana desde Estados Unidos. El régimen chavista no aceptaba a los inmigrantes irregulares venezolanos expulsados hasta que a finales del mes pasado el enviado estadounidense Richard Grenell viajó al país andino y logró el “sí” de Maduro a una iniciativa prioritaria para la nueva Administración republicana.
“Ordeno que el acuerdo inefectivo e incumplido de Biden se cancele el 1 de marzo”, indica el mensaje en Truth, la red social propiedad del presidente estadounidense.
En una comparecencia ante la prensa en su residencia privada en Florida, Mar-a-Lago, el republicano había apuntado que “probablemente no”
permitiría a Caracas vender al exterior su petróleo. “Lo estamos mirando ahora... estamos viendo toda la situación”, hacia apuntado.
El secretario de Estado, Marco Rubio, partidario durante su etapa en el Senado de mano dura hacia Caracas, había puesto en duda la licencia para Chevron por ser una importante fuente de ingresos para el régimen de Maduro.
La mayoría de los especialistas consultados ha preferido mantener la cautela ante el anuncio. Algunos aguardan por escenarios subsecuentes de negociación política. Las sorpresivas declaraciones de Trump en sus redes sociales han generado una enorme sorpresa, y constituyen un escenario no deseado, incluso temido, tanto en el chavismo como en una parte de la oposición.
Sin el aporte de Chevron y otras empresas que han obtenido licencias especiales para operar los campos petroleros de Venezuela, como Eni y Repsol, las arcas nacionales conocerían una enorme merma, que tendría inmediatas consecuencias en la disponibilidad de divisas, la estabilidad cambiaria, el crecimiento de los precios, y, probablemente, una nueva caída en la actividad económica del país, luego de los precarios dígitos de recuperación de los últimos cuatro años. La catástrofe socioeconómica del período 2014-2020, ha expulsado a millones de personas del país en un contexto de derrumbe productivo.
Hasta este momento, lucía fundamentada entre economistas y políticos la impresión de que la visita de Richard Grenell como enviado especial de la Casa Blanca, para conversar con Nicolás Maduro en Caracas, consolidaría el flujo migratorio de emigrantes venezolanos ilegales de regreso a cambio de un margen de certidumbre en torno a la presencia de Chevron en el país, cosa que el régimen chavista juzga fundamental, aunque no lo diga públicamente.
También Chevron desea seguir operando en Venezuela, y ha hecho un enorme esfuerzo por consolidar su presencia para cobrar viejas deudas y aumentar su producción. A comienzos de este mes el consejero delegado de la compañía texana, Michael Wirth, advertía en una charla en el think tank Atlantic Council que “si nosotros fuésemos a marcharnos, no cabe duda de que las operaciones en las que ahora participamos acabarían igual”, sostenía Wirth.
La producción petrolera venezolana, que históricamente, en los tiempos de la democracia representativa, promediaba unos 3 millones 2 mil barriles diarios de producción, todos a cargo de Petróleos de Venezuela, en este momento se acerca lentamente al millón de barriles al día, luego de un tormentoso período de anarquía gerencial y corrupción, al que se añadieron las dificultades de las sanciones internacionales. De ellos, algo más de la mitad corresponden al esfuerzo propio de PDVSA.
EL PAÍS