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‘La región subterránea’: un viaje espectral por Europa del este y los fantasmas de un alcohólico

‘La región subterránea’: un viaje espectral por Europa del este y los fantasmas de un alcohólico
Durante el llamado Periodo tumultuoso de Rusia, a comienzos del siglo XVII, se coronó como zar un personaje llamado Falso Dimitri, quien se hizo pasar por Dimitri Ivánovich, el hijo sobreviviente de Iván el Terrible. En realidad, Ivánovich había muerto en circunstancias que nunca se dilucidaron, pero su imitador recibió el apoyo de sacerdotes rusos y de otros países.
El escritor bogotano Juan Nicolás Donoso recuerda esa anécdota histórica y añade que, de hecho, al trono ruso ascendieron otros tres ‘falsos dimitris’, aprovechando que la corona había quedado vacía tras la muerte de Iván el Terrible, quien había matado a golpes a su otro hijo, Iván Ivánovich.
Donoso, quien también estudió artes plásticas y filosofía, decidió nombrar Falso Dimitri al personaje principal de su novela La región subterránea, publicada recientemente por la editorial Zaíno.
En una evocación de ese personaje histórico que le dio su nombre, Falso Dimitri emprende en la historia un viaje hacia Rusia, ese país del que su madre le solía hablar cuando era un niño. “Este narrador es un falso Dimitri por otra razón, porque quiere ser ruso, pero no lo es. En su cabeza incluso intenta encontrar justificaciones para hacer este viaje”, asegura Donoso.
El protagonista encuentra otras conexiones entre su vida y la inmensa nación. Por ejemplo, él creció en Siberia, Cundinamarca, cerca de la inmensa fábrica de cemento que cerró en 1998. La anterior novela de Donoso, Siberia (Animal Extinto), tiene como elemento central este pueblo místico y fallido, metáfora de la falsa promesa del desarrollo industrial.

Portada 'La región subterránea'. Foto:Cortesía del autor

“Siberia es muy espectral, si uno va a ese sitio hoy es como un Comala, pero industrial. Entonces, para mí eso siempre ha estado muy metido, la noción del fantasma, del espectro: la historia es un fantasma, la historia es un espectro”, añade el escritor bogotano.
La novela no sólo traza el recorrido del Falso Dimitri desde Berlín hasta Rusia, pasando por ciudades como Praga y Oświęcim (nombre polaco de Auschwitz), sino que se desdobla hacia otros momentos del pasado. Es así como el personaje recuerda su infancia y su juventud, en la que pasaba de colegio en colegio debido a sus comportamientos que rozaban lo criminal, y, por otro lado, se recrimina esa adultez en la que el alcoholismo se ha convertido en una característica demasiado presente.
En los tres planos narrativos están presentes esos conceptos de lo fantasmal y lo espectral. Para reforzar su importancia, Donoso recuerda al filósofo franco-argelino Jacques Derrida, quien aseguraba que el espectro es esa cosa que nos mira no verla.
“El espectro también es una huella, ¿no? Si uno ve una huella en la arena de la playa, sabe que ahí pasó alguien. De alguna manera, estar ausente es otra forma de estar presente, incluso más incisiva”, agrega Donoso.
Esas huellas en la arena se representan en la vida del Falso Dimitri en situaciones como las lagunas inundadas de alcohol en las que perdía el conocimiento, durante las cuales solía escribir mensajes en su muro de Facebook o incluso anotaba instrucciones en pequeñas hojas de papel, del tipo: “Cuando se despierte escriba algo sobre lo que pasó anoche y métalo en algún texto”.
También están presentes en las esferas políticas y sociales en las que profundiza la novela. Durante su trayecto por Oświęcim, Falso Dimitri siente los ecos de la tragedia y del horror en el que perdieron la vida más de un millón de personas, a la vez que reflexiona sobre su experiencia recorriendo ese museo que se erigió sobre el campo de concentración.
El personaje también transita por el campo de concentración de Terezín, en República Checa, en el que murieron unas 35.000 personas y otras 80.000 fueron destinadas a otros campos nazis. Allí, como en tantas otras paradas de su viaje, Falso Dimitri aprovechó para sacar fotografías con su cámara. Y hubo un elemento particular que absorbió su atención.

Donoso es el autor de 'Siberia' y 'Coprófago Paradise'. Foto:Cortesía del autor

“…repasé las fotografías que acababa de tomar en el campo y encontré más de veinte fotos de la misma ventana. Las había tomado a centímetros del cristal para enfocar las capas de tierra y mugre, las huellas de los prisioneros que seguían intactas en el vidrio desde la guerra”, narra el personaje.
Justamente, las fotos que tomó el mismo Donoso se convierten en otro plano discursivo de 'La región subterránea'. La portada del libro, por ejemplo, es una imagen del cohete espacial que se eleva sobre el suelo de la Exposición de los Logros de la Economía Nacional en Moscú.
Más que ser simples acompañamientos o ilustraciones del texto, las fotografías, según Donoso, establecen otro tipo de relaciones. El autor cita referentes como el escritor alemán W.G. Sebald, quien usó este recurso en novelas como Austerlitz. “Otras novelas que usan fotografías lo que casi siempre hacen es que, si están hablando de un celular, ponen la foto de un celular. Un poco porque estudié artes plásticas, mi idea es jugar un poco más, romper esa relación, esa literalidad, sin que se rompa del todo el sentido”, explica.
Saltando entonces de plano temporal en plano temporal, y de texto a imágenes, el lector acompaña a Falso Dimitri durante ese viaje que lo lleva a sitios históricos como la catedral de Nuestra Señora de Kazán, en San Petersburgo. En ese pasaje, Donoso aprovecha para rastrear los orígenes del cristianismo ortodoxo y también reflexiona sobre otro concepto clave en la novela: las fronteras. En este punto específico, Donoso cuestiona los límites entre el mundo occidental y el oriental.

El autor cuestiona los límites entre el mundo occidental y el oriental en su novela. Foto:Cortesía del autor

“Aquí prima más la frontera nacional o la frontera entre occidente y oriente. Pero, por ejemplo, también está la frontera entre lo masculino y lo femenino; el mundo humano construye fronteras para que más o menos podamos entendernos y un poco nos movemos en deshacer esas fronteras y armar otras, por supuesto, porque no podemos vivir sin ellas”, finaliza Donoso.
Los detalles de la novela
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