‘Septiembre dice’: a Lanthimos le salen imitadores hasta en su propia casa

Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Hace menos de un mes, con motivo del estreno de Vida en pausa, interesante película griega ambientada en Suecia, dirigida por Alexandros Avranas, comentamos de qué modo algunas de las temáticas, los subtextos, las obsesiones y las pulsiones dramáticas y formales del cine de Yorgos Lanthimos habían ido calando en otros directores griegos de su propia generación y de la posterior. Una situación que ocurre no pocas veces en países donde no hay una industria excesivamente fuerte ni diversa, y que podríamos conceptuar como de contagio por fascinación.
Veinte años después de su debut con Kinetta, y del posterior y paulatino triunfo internacional, primero desde Grecia a partir de Canino, y más tarde desde Hollywood con el triunfo global de Pobres criaturas, Lanthimos ha creado escuela. ¿Imitadores, discípulos? Habrá que irlo desgranando en cada caso. Así, sus planos fijos alargados en el tiempo, sus alegorías contemporáneas de la condición humana, su análisis del sexo como impulso natural y fisiológico, y, sobre todo, sus retorcidas meditaciones acerca del control y del encierro aparecen de nuevo en Septiembre dice, extraña coproducción entre Irlanda, Reino Unido, Alemania, Francia y Estados Unidos, basada en una novela de Daisy Johnson. Una película que los cinéfilos menos informados, pero con más capacidad para el análisis, confrontarán sin duda con el cine del autor griego, pero que lleva aparejada una sorpresa en sus títulos de crédito finales: la directora es Ariane Labed, actriz franco-griega habitual del cine de Lanthimos, y su esposa en la vida real desde el año 2013.

El dato ni quita ni pone méritos o deméritos, simplemente es un hecho. Pero se da por descontado que, tras verla y durante buena parte de su relato, hasta los más despistados respecto de su relación matrimonial llevarán sus mentes al cine del director de Alps y Langosta, títulos en los que precisamente aparecía Labed como intérprete, por culpa de sus ambientes familiares pútridos, la violencia, el acoso escolar y la manipulación emocional y hasta física que domina la historia.
El maquiavélico juego infantil Simón dice (Simon says en inglés, un divertimento callejero que luego dio pie a otro juguete electrónico inspirado en sus órdenes, pero con mayor amplitud didáctica) está en el origen del título del primer largometraje de Labed como directora, y también de la actitud de una de sus dos hermanas protagonistas. Si los más optimistas respecto del citado juego afirman que lo que fomenta Simón dice es el liderazgo y la toma de decisiones, los más críticos podrían responderles que lo único que promueve son actitudes dictatoriales y de acoso escolar. Y justo ahí se sitúa Labed: en la manipulación de una hermana hacia la otra, mientras su puesta en escena se encarga de enfatizar la dominación interior y el quebranto psicológico del espectador con una serie de planos molestos, acordes con la actitud de sus personajes.
Ahora bien, pese a la evidente truculencia de la película, Labed no consigue que su narrativa inocule una determinada fascinación (aunque sea la siempre atractiva inquietud), y sí un incordio cada vez más petulante. Temas como la complejidad femenina, la denuncia de un racismo latente y el activismo en pro de la diversidad familiar van surgiendo en su historia, pero Labed no logra conjugarlo en una obra lo suficientemente seductora, aunque sí procaz. Y respecto a su sorprendente giro de guion de penúltima hora (que nos guardaremos en desvelar, pues si citamos los títulos con los que entronca estaríamos destripándola), puede conllevar dos cosas: que los que ya estaban hastiados se cabreen aún más; o que les salve los últimos 20 minutos.
Dirección: Ariane Labed.
Intérpretes: Mia Tharia, Pascale Kann, Rakhee Thakrar, Charlie Reid.
Género: drama. Irlanda, 2024.
Duración: 100 minutos.
Estreno: 30 de abril.
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Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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