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¿Qué es la mielodisplasia? Una mirada a un trastorno poco conocido pero potencialmente grave

¿Qué es la mielodisplasia? Una mirada a un trastorno poco conocido pero potencialmente grave

Aunque su nombre puede sonar complejo y poco familiar, la mielodisplasia o síndrome mielodisplásico (SMD) es una enfermedad de la sangre que merece una mayor atención por parte de la sociedad. Afecta principalmente a personas mayores de 60 años, pero no es exclusiva de esta franja de edad. En este artículo abordamos qué es, a quién afecta, cuáles son sus síntomas y los tratamientos disponibles actualmente.

La mielodisplasia es un trastorno de la médula ósea, el tejido esponjoso que se encuentra en el interior de algunos huesos y que produce las células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. En los pacientes con SMD, la médula ósea produce células anormales o inmaduras, lo que afecta la calidad y cantidad de las células sanguíneas.

En algunos casos, estos síndromes pueden evolucionar hacia una forma agresiva de cáncer: la leucemia mieloide aguda (LMA).

¿A cuántas personas afecta?

Según datos de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), se estima que en España se diagnostican entre 3 y 5 casos por cada 100.000 habitantes cada año, con un aumento significativo en mayores de 70 años. Aunque poco frecuente en jóvenes, existen formas hereditarias de la enfermedad.

Los factores de riesgo incluyen la exposición previa a tratamientos oncológicos (quimioterapia o radioterapia), ciertos productos químicos (como el benceno), el tabaquismo y mutaciones genéticas adquiridas.

Síntomas difíciles de identificar

Los síntomas del síndrome mielodisplásico son inespecíficos y pueden confundirse fácilmente con otras afecciones, lo que complica el diagnóstico temprano. Entre los más comunes se encuentran:

  • Fatiga persistente o debilidad.
  • Palidez (por la anemia).
  • Infecciones frecuentes, debido a la baja producción de glóbulos blancos.
  • Hemorragias o hematomas fáciles, causados por el descenso de plaquetas.
  • En fases más avanzadas, pérdida de peso o fiebre sin causa aparente.

Dado que muchos pacientes son diagnosticados durante análisis de sangre rutinarios, es fundamental no subestimar los síntomas persistentes y consultar al médico.

El diagnóstico se basa en un hemograma completo, seguido de estudios más especializados como una biopsia de médula ósea y análisis genéticos para identificar mutaciones específicas. Existen escalas de clasificación, como el IPSS-R, que permiten evaluar la gravedad y el riesgo de progresión del SMD.

El pronóstico depende de varios factores: el tipo de anomalía en las células, la edad del paciente, las mutaciones genéticas presentes y la respuesta al tratamiento. Mientras algunos casos pueden evolucionar lentamente durante años, otros progresan de forma más rápida.

Opciones de tratamiento

No existe una cura definitiva para la mayoría de los pacientes, aunque algunos pueden beneficiarse de un trasplante de médula ósea (especialmente los más jóvenes). Las estrategias terapéuticas actuales incluyen:

  • Transfusiones sanguíneas periódicas para corregir la anemia.
  • Agentes estimulantes de la médula ósea, como la eritropoyetina.
  • Quimioterapia de baja intensidad.
  • Fármacos hipometilantes, como azacitidina o decitabina, que ayudan a frenar la evolución hacia la leucemia.
  • Nuevas terapias dirigidas, en fase de ensayo o ya aprobadas para subgrupos específicos.

El manejo del SMD requiere un enfoque multidisciplinar y personalizado, centrado en la mejoría de la calidad de vida del paciente y en el control de la enfermedad.

La importancia del seguimiento y la investigación

A medida que avanza la medicina de precisión, los especialistas insisten en la importancia del diagnóstico molecular para personalizar los tratamientos. En los últimos años, la investigación en mielodisplasia ha crecido, permitiendo mejorar la supervivencia y reducir los efectos secundarios de los tratamientos tradicionales.

El mensaje es claro: aunque la mielodisplasia es un trastorno serio, el diagnóstico precoz y el seguimiento adecuado pueden marcar una gran diferencia. La concienciación pública y el apoyo a la investigación son esenciales para avanzar en la lucha contra esta enfermedad silenciosa.

Aunque su nombre puede sonar complejo y poco familiar, la mielodisplasia o síndrome mielodisplásico (SMD) es una enfermedad de la sangre que merece una mayor atención por parte de la sociedad. Afecta principalmente a personas mayores de 60 años, pero no es exclusiva de esta franja de edad. En este artículo abordamos qué es, a quién afecta, cuáles son sus síntomas y los tratamientos disponibles actualmente.

El Confidencial

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