Amélie Nothomb, Emmanuel Carrère, Justine Lévy... Para la temporada literaria, los escritores ponen el foco en la figura materna.

Es un hecho: los franceses leen cada vez menos, al igual que sus vecinos europeos. Esta tendencia, que comenzó hace unos quince años, fue confirmada y analizada por el Centro Nacional del Libro (CNL) en su última encuesta bienal, publicada la primavera pasada. Una sola cifra marca la pauta: el 63 % de los franceses afirma haber leído al menos cinco libros en los últimos doce meses, frente al 69 % en 2023. Y el declive es más marcado en el caso de la novela tradicional, que compite con el thriller y los subgéneros narrativos dirigidos a adolescentes. Por lo tanto, los franceses visitan menos las librerías, al igual que las mediatecas y las bibliotecas. ¿La razón de este declive estructural? Los libros han sido devorados por las pantallas, en las que los franceses pasan, de media, siete veces más tiempo que en un libro, considerando todos los géneros.

Es en este contexto bastante sombrío que se presenta esta rentrée literaria . Según cifras de la revista profesional