Antonio López, el gran pintor madrileño
No es raro verlo con su caballete en una plaza de la capital española, pintando el paisaje urbano con todo detalle. Conocido por su perfeccionismo, Antonio López, de 89 años, también es un buen candidato para hablar de su ciudad y su evolución a lo largo de los años. «El País Semanal» conoció a esta figura madrileña en su estudio.
Para Antonio López, de 89 años, los balcones fueron una revelación iniciática. Y pararse en las aceras, una declaración de intenciones. Fue tras las ventanas abiertas de la casa de su infancia en Tomelloso [a poco menos de 200 kilómetros al sur de Madrid] donde comprendió pronto que el exterior le interesaba más que sus tormentos interiores, y que podía pintarlo desde cierta altura.
Lo intentó por primera vez en su ciudad natal, con un primer cuadro de la calle Carboneros, un lienzo que conserva en su colección y del que nunca se desprenderá, “Si es posible…”. Continuó en esa línea cuando vino a estudiar Bellas Artes a Madrid, donde se alojó en una pensión que daba directamente a la plaza Isabel II.
Inmediatamente sintió el impulso de salir a la calle con su caballete y sus pinceles. Pisar el asfalto, observar desde la acera, dejarse impregnar por el aire, aunque estuviera contaminado, y por los milagrosos enigmas de una luz tan esquiva como cambiante. «Tuve la suerte de detectar desde muy joven los temas que guiarían mi obra como artista», confiesa.
Hoy es indiscutiblemente el pintor de la capital, su cronista en
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