Fallecimiento de Sylvain Amic, presidente del Museo de Orsay y de la Orangerie y defensor de las instituciones abiertas a la sociedad

Dirigir Orsay era el sueño de su vida. Sin pelos en la lengua, Sylvain Amic tenía mil planes para abrir la prestigiosa institución, que presidía desde abril de 2024, a un público distante, limitado, indiferente o hastiado. «El Museo de Orsay es un museo republicano, un bien común de la nación que debe ser devuelto a toda la nación», nos dijo en enero, recordándonos que «un museo abierto es un museo que logra cosas con la sociedad civil». Una profesión de fe hecha añicos. Sylvain Amic falleció repentinamente de un infarto el domingo 31 de agosto, a los 58 años, en Laroque (Hérault), dejando a los equipos de Orsay y del Museo de la Orangerie devastados y a sus compañeros atónitos.
«Una sorpresa», escribió en Instagram su predecesor, Christophe Leribault, ahora a cargo del Palacio de Versalles, elogiando «una personalidad comprometida, dinámica y cálida ». La ministra de Cultura, Rachida Dati, quien lo nombró, elogió su «espíritu abierto y creativo». Su predecesora, Rima Abdul Malak, con quien mantenía una estrecha relación, lo recuerda como «un hombre de servicio público, para quien la misión primaba sobre la ambición personal».
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Le Monde