Jacques Roubaud, ecuación abierta
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Jacques Roubaud, fallecido el pasado mes de diciembre, deja una obra abierta, ya que ya sea en poesía, donde siguió un camino intempestivo y original, ya en prosa, donde se situó como un «hallador» excepcional con el ciclo de El gran incendio de Londres , el escritor abordó todas las formas de expresión de la literatura. Con el tiempo, se convirtió en una figura importante, pero siempre discreta, de la literatura, fusionando en una sola figura sonriente y meditativa a un ermitaño con gorra, un peatón enamorado de las ciudades, un matemático, un poeta y, con sus amigos Raymond Queneau y Georges Perec, un oulipiano de primer nivel. Cada lector tendrá pues su "Jacques Roubaud" personal, pero nadie tendrá exactamente el mismo ni podrá realmente haberlo leído todo, lo que sigue siendo un consuelo. Porque si Roubaud está hoy "definitivamente excusado" -como se dice en los encuentros de OuLiPo- ha llegado la hora de las ediciones de textos, tanto publicados como inéditos, como de los estudios y homenajes.
Poética, estudios reúne varias aportaciones
Libération