Muerte del artista iconoclasta Nicolas Rubinstein

Pocos artistas contemporáneos se atreven a usar una dimensión cómica en su obra. Pocos son capaces de introducir, sin vulgaridad, un aspecto rabelesiano y de saber tejer, mediante la conjunción de ambos, una obra moralista, en el buen sentido de la palabra: una que invita a la reflexión. Nicolas Rubinstein fue uno de ellos. Falleció en Marsella a causa de un cáncer el 20 de agosto, a los 61 años.
Nacido en París el 21 de abril de 1964, estudió geología, algo inusual entre los artistas. Quizás esto le inculcó el gusto por profundizar en el tema: su biógrafo, Mickaël Pierson, recuerda que 1987 fue tanto el año en que se graduó en ingeniería como el año en que creó su primera escultura, un rinoceronte.
Así se embarcó en lo que se convertiría en su sello personal: el artista animal. Esto tampoco es común hoy en día. Él mismo no lo era: el ingeniero tocaba el saxofón y formó con sus amigos Baddy y Sylvain, también científicos (eligió el seudónimo Nicko, que conservaría), el grupo de post-punk rock Alto Bruit, que en 1988 grabó un sencillo para el sello anarquista VISA, Tales From Anywhere Else . Él diseñó la carátula, un esqueleto de sapo, y el disco de 33 rpm, prensado en 1.000 ejemplares, es hoy, en este ambiente, un disco de culto.
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Le Monde