Arrugas, canas, enfermedades... ¿por qué envejecemos (bien o mal)? Un equipo de investigadores de Niza acaba de dar una respuesta.

Arrugas, canas y, sobre todo, problemas de salud... estos indicadores del envejecimiento son (tristemente) bien conocidos. Sin embargo, lo que seguimos ignorando son las razones de este "declive".
¿Por qué ciertas enfermedades (cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.) se vuelven más frecuentes con la edad?
"Esto sigue siendo un profundo misterio biológico; no conocemos la 'señal de inicio' molecular del envejecimiento", afirma Miguel Godinho Ferreira, director de investigación del CNRS en el IRCAN (Instituto de Investigación sobre el Cáncer y el Envejecimiento) de Niza.
Con su equipo, y en particular con Naz Şerifoğlu, acaba de descubrir un mecanismo que podría desempeñar este papel (1) . Partiendo de dos hechos bien establecidos.
Nuestros telómeros, una especie de 'tapas' al final de nuestros cromosomas, se acortan con el tiempo [lea la entrevista a continuación]. También sabemos que entre los 40 y los 50 años, se produce una inflamación crónica y discreta en nuestro cuerpo. Este fenómeno, llamado inflammaging , se asocia con muchas enfermedades relacionadas con la edad. Sin embargo, hasta ahora, no se había establecido la relación entre los telómeros cortos y la inflamación leve.
Activación de una vía inmunePara explorar este vínculo, los investigadores utilizaron un modelo ampliamente utilizado para explorar las vías moleculares del cáncer: el pez cebra.
Utilizamos peces genéticamente modificados que envejecen prematuramente. Con tan solo seis a nueve meses de edad, ya muestran signos visibles de senescencia: debilidad muscular, movilidad reducida, joroba, infertilidad, etc. Su esperanza de vida se reduce cuatro veces en comparación con los peces salvajes. Demostramos, en estos modelos, que cuando los telómeros se acortan demasiado, las células lo interpretan como una "degradación" del ADN. Esto desencadena la activación de una vía de defensa inmunitaria innata llamada cGAS-STING/interferón, lo que provoca inflamación crónica con efectos perjudiciales para el organismo.
Evidencia dramática de los vínculos entre los telómeros cortos y la inflamación: al bloquear esta vía inflamatoria, los efectos del envejecimiento prematuro desaparecen.
Al inactivar la vía cGAS-STING/interferón, obtuvimos peces con un perfil radicalmente diferente. A pesar de tener telómeros cortos, vivieron más tiempo, recuperaron su fertilidad y mantuvieron un estado tisular mucho mejor. Los signos de envejecimiento prematuro prácticamente desaparecieron.
Telómeros cortos, un temporizador biológicoEste trabajo establece, por tanto, de manera directa, que los telómeros cortos no son simples marcadores del envejecimiento: son desencadenantes activos.
Actúan como un cronómetro biológico: cuando alcanzan un umbral crítico, activan un programa de alarma que desencadena un proceso inflamatorio, base de las enfermedades relacionadas con la edad.
Este descubrimiento abre nuevas perspectivas terapéuticas.
Si logramos bloquear selectivamente esta vía inflamatoria (mediante fármacos dirigidos a la vía cGAS-STING/interferón, que ya se están desarrollando a nivel mundial), teóricamente sería posible retrasar o incluso mitigar los efectos del envejecimiento; en particular, podríamos esperar reducir la incidencia de muchas enfermedades cuya frecuencia aumenta con la edad, incluyendo ciertos tipos de cáncer, que proliferan en tejidos inflamados.
1- Esta investigación fue publicada el 9 de junio en The Embo Journal, una de las mejores revistas científicas internacionales.
Nice Matin