Besançon. "Me siento como si me derrumbara": A sus 84 años, implora al hospital de Novillars que no envíen a su hijo esquizofrénico a casa.

Una mujer menuda, de 1,55 m de altura y 50 kilos de peso, nos recibe en su apartamento de Besançon. En la cómoda del salón hay una escultura de terracota hecha por su hijo, François*, antiguo miembro de los Compagnons du Devoir. Cuando su salud se lo permitía, este besancense de 56 años trabajaba como techador y cincero. En su dormitorio: guitarras, CDs de rock, lienzos esparcidos por todas partes y una escultura de yeso que representa el rostro de un hombre con la inscripción: «El Loco».
Sus ojos hablaban por él. Estaba en peligro mortal.
Hace tres semanas, François se unió...
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L'Est Républicain