Centro Hospitalario de Blaye: finanzas frágiles y demanda de mayor eficiencia energética

Hasta 2022, el hospital había logrado mantener un ahorro disponible positivo, a pesar de un entorno tenso. Sin embargo, en 2023, la situación empeoró drásticamente. La capacidad neta de autofinanciación se redujo a -1,8 millones de euros, y las previsiones para 2024 confirman la continuación de esta tendencia, con un déficit estimado de -2,7 millones de euros. El centro tuvo que movilizar 3,8 millones de euros de su capital circulante en 2023 y prevé otros 1,2 millones de euros en retiradas este año. Los gastos de explotación, por su parte, aumentaron en 5,2 millones de euros en cuatro años, impulsados principalmente por los costes de personal, un 22 % más entre 2019 y 2023. Esta tendencia se explica, en particular, por las revalorizaciones vinculadas a la Seguridad Social (Seguro de Salud), el aumento del empleo de personal temporal y los contratos precarios, pero también por el absentismo persistente. A esto se sumó, en 2023, un fuerte aumento de los costes energéticos, con facturas que se triplicaron hasta alcanzar el millón de euros. Este aumento está vinculado a la renegociación de los mercados de electricidad y gas, en medio de un aumento de precios.
A la luz de estos hallazgos, la Oficina Regional de Auditoría señala una falta de previsión respecto a la transición energética. Si bien el hospital muestra intenciones en su proyecto ecorresponsable 2023-2027, no ha establecido objetivos cuantificados para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, contrariamente a lo establecido por la ley. La evaluación de la huella de carbono realizada en 2022 revela un aumento del 5 % en las emisiones entre 2016 y 2021. Por lo tanto, el hospital aún no ha implementado una política efectiva de eficiencia energética.
Sobriedad energética forzadaEl plan de transición, aunque presentado, sigue siendo en gran parte teórico. Menciona acciones futuras, como el aislamiento térmico de los edificios, la renovación de la carpintería y la realización de una auditoría energética. Solo se han llevado a cabo algunos proyectos puntuales, como el aislamiento de tuberías. La cámara recomienda definir una trayectoria clara para la reducción de la huella de carbono y actualizar el diagnóstico de desempeño energético, cuya última versión data de 2010.
Se han identificado otras palancas. El informe sugiere adaptar mejor los pedidos de bandejas de comida al número real de pacientes presentes, combatir el desperdicio de alimentos y reciclar los biorresiduos. Las medidas ya implementadas en las residencias de ancianos podrían extenderse a todo el centro. Finalmente, la cámara señala que varias recomendaciones formuladas durante la auditoría anterior no se han implementado, en particular en lo que respecta a la supervisión del tiempo médico o al cumplimiento de las tarifas reglamentarias para la atención de guardia. El Hospital de Blaye también continúa enfrentando una demografía médica limitada. A pesar de la cooperación con los hospitales de Libourne y Burdeos, la dotación de personal sigue siendo insuficiente, especialmente en anestesia y ginecología. La sala de maternidad, que ya se ha visto obligada a cerrar ocasionalmente, podría transformarse en un centro perinatal.