Personas mayores, así ayuda la nueva radiología a prevenir y también anticipar el riesgo de fracturas

Italia se consolida como uno de los países más envejecidos del mundo: hay 14,4 millones de personas mayores de 65 años —es decir, una cuarta parte de la población— y en los próximos 20 años alcanzarán casi los 19 millones, más de un tercio de la ciudadanía. Entre ellas, las mayores de 80 años ocuparán una parte significativa: si hoy son 4,6 millones, se estima que en 2043 superarán los 6 millones. Estos son los datos recogidos por el Informe Anual Istat 2025, que la Sociedad Italiana de Radiología Médica e Intervencionista (Sirm), en colaboración con la Sociedad Italiana de Gerontología y Geriatría (Sigg), ha destacado para enviar un mensaje importante: es urgente centrarse en la prevención de las patologías típicas de las personas mayores y adaptar los protocolos de imagen para tener en cuenta sus características.

Este es uno de los temas centrales del congreso «Radiología Geriátrica», un nuevo enfoque clínico-radiológico para un problema antiguo, organizado en Roma. Italia es uno de los países con mayor longevidad y lo será aún más en los próximos años, pero envejecer a menudo implica desarrollar patologías, por lo que creemos que es urgente revisar, desde un punto de vista radiológico y semiótico, los protocolos que pueden ayudar a prevenir algunas de las principales enfermedades que pueden comprometer la calidad de vida.

Tomemos como ejemplo la osteoporosis, una de las enfermedades más comunes en la vejez: un diagnóstico precoz permite actuar con terapias que previenen las fracturas, en lugar de tratarlas una vez que ya se han producido. Este concepto también se puede aplicar a la sarcopenia, las enfermedades cardiovasculares degenerativas y otras enfermedades propias de la tercera edad. Las personas que viven más tiempo también tienen altas expectativas de salud: desean una vida plena y de calidad. El concepto de «patológico» debe adaptarse a la edad del paciente: lo que solo se puede controlar a los 80 años, puede y debe tratarse a los 40, ya que la persona podría ser candidata a desarrollar un cuadro clínico mucho más grave con el paso del tiempo. Por ello, son necesarios protocolos de imagen personalizados que tengan en cuenta los cambios fisiológicos de las personas para obtener una correcta evaluación geriátrica global.

Debemos considerar la función física, el estado cognitivo y las condiciones sociales. Todo esto debe contribuir no solo a prevenir patologías y realizar diagnósticos precoces, sino también a evitar sobrediagnósticos innecesarios, para no someter al paciente mayor a demasiadas pruebas invasivas y estresantes, especialmente en situaciones en las que no sería apropiado intervenir. Esto también se refleja en los costes que soporta el Sistema Nacional de Salud, en un debate más amplio sobre la sostenibilidad. Prevención, por lo tanto, para luego tratar mejor y, ojalá, incluso menos. La imagen preventiva y personalizada desempeña un papel importante: el diagnóstico por imagen puede utilizarse para identificar signos tempranos de muchas patologías vinculadas a la fragilidad. El objetivo debe ser intervenir sobre los factores de riesgo para que no se conviertan en el evento patológico. Las personas mayores utilizan la radiología mucho más que los jóvenes y requieren una evaluación completa y no compartimentada.

Por esta razón, debemos implementar cada vez más vías accesibles, apoyo en caso de trastornos cognitivos y atención a los medios de contraste, a los cuales las personas mayores de 65 años pueden ser más sensibles. Como subrayó Stefania Montemezzi, Presidenta y Coordinadora de la Comisión de Diversidad, Equidad e Inclusión Sirm, la fragilidad no siempre es sinónimo de vejez, por lo que es importante prestar atención al envejecimiento saludable, en beneficio del paciente, su entorno y el Servicio Nacional de Salud. Hoy en día, la radiología puede ayudar a prevenir las principales patologías de las personas mayores, como infartos, accidentes cerebrovasculares, fracturas y tumores, mediante el uso del diagnóstico por imagen, lo que permite la estratificación del riesgo y la identificación temprana de factores que pueden conducir a eventos agudos mayores.