Roberto Chuit Roganovich presentó su libro, ganador del Premio Clarín Novela 2024

Escoltado por dos amigos, además ellos escritores y críticos, el ganador del Premio Clarín Novela 2024, el cordobés Roberto Chuit Roganovich presentó esta noche en la 49.º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires su novela Si sinteras bajo los pies las estructuras mayores (Alfaguara). A su derecha, Juan Mattio; a su izquierda, Ricardo Romero; lectores y presencias fundamentales para el protagonista, que es doctor en Letras e investigador del Conicet. "La novela está motivada de alguna manera por la lectura profesional", aseguró el premiado.
En el inicio, la editora general de revista Ñ, Matilde Sánchez, recordó que el fallo del jurado formado por Samanta Schweblin, Alberto Fuguet y Mariana Enriquez fue unánime en favor de este libro, presentado bajo el seudónimo de María Batman, entre 650 textos de la Argentina, España y diversos países de América Latina. Además, recordó que el año previo otro cordobés había recibido el galardón: Luciano Lamberti, presente en la sala y gran influencia para Chuit Roganovich.
El propio autor comenzó valorando la presencia de sus amigos y de Lamberti en la sala. "Siento que cada vez que me siento escribir estoy pensando en qué es lo que él puede llegar a objetar del texto", dijo mientras señalaba hacia el asiento que ocupaba Lamberti, a cuyo taller asistió Chuit Roganovich.
Luego, sobre Mattio, recordó sus años de estudios: "Mi formación en letras modernas estuvo atravesada por algunas revistas que se editaban en Buenos Aires y también en Córdoba, pero sobre todo por la cuenta de Facebook de Juan Mattio a la que iba a ver qué había respecto de tal o cual obra. Estoy muy contento hoy de considerarlo un amigo", indicó.
Presentación del premio Clarin Novela 2024 en la Feria del Libro. Foto: Francisco Loureiro.
Por último, sobre el escritor y editor Ricardo Romero, explicó: "Fue fue el encargado de revisar esta novela cuando estaba en un 40% de su desarrollo. Él ha escrito obras capitales para mí en la literatura argentina como Big Rip (2021) y El conserje y la eternidad (2017), que creo que es el segundo mejor vampiro de la historia de la literatura después de Drácula".
Mattio leyó algunos apuntes sesudos referidos a la novela y aseguró que "en la estructura, en el montaje, está lo que yo entiendo como el enorme poder de esta historia. Ese laberinto de temporalidades donde, eso a lo que que podríamos llamar un evento, se mira y se interpreta bajo la luz de una época que es como decir con la luz de una estructura de sentimiento".
El crítico refirió a las cuatro temporalidades que se articulan en la novela de Roberto Chuit Roganovich y la singularidad de cada una de ellas en lo temático y en el registro que el autor elige para narrarlas. "Las temporalidades se tocan, se transmiten saberes, perspectivas, los hilos de cada época se anudan con el siguiente y son fundamentales porque ahí está el fantasma de la novela, en estas pequeñas superviviencias del pasado en el presente", compartió.
Presentación del premio Clarin Novela 2024 en la Feria del Libro. Foto: Francisco Loureiro.
"Hay algo, una materia opaca en la que vivimos y que nos reconoce y nos excede. El temblor que significa que no hay sincronía posible entre el tiempo humano y el tiempo cósmico. Que somos demasiado pequeños, motas de polvo. Estamos rodeados de presencias inquietantes y huidizas. La novela de Roberto hace que la religión y la ciencia y los sueños intenten capturar ese algo", leyó.
Y concluyó: "Para poder escribir esta belleza de novela, Robi tuvo que correr riesgos. Quiero decir, riesgos formales en la estructura, riesgos sintácticos para la construcción sus voces, riesgo de su imaginación para hacer que todas esas temporalidades se trencen. Y en momentos bastante conservadores, no solo en términos políticos sino también culturales, artísticos o literarios, el riesgo tiene que ser celebrado, porque en última instancia, si el anhelo es lo que nos sostiene, el riesgo es lo que nos permite acercarnos, aunque sea por un momento, al abismo del misterio".
A su turno, Ricardo Romero contó en un registro igual de intrincado el gérmen de esta historia: "Tuve la suerte de leer una primera versión de la novela hace un par de años. En ese momento, ya pude reconocer una novela realmente hermosa a pesar de todas las oscuridades. En esa primera lectura justamente todavía no estaba el montaje y leerla ahora me permite ver que ese montaje, el diálogo entre los tiempos, la lleva a otro plano".
Romero emparentó la novela con el weird o incluso con el nuevo weird: "Con las citas y referencias que ofrece, uno claramente reconoce la tradición con la que dialoga la novela" y aseguró que si el libro "se inscribe realmente en esta época y es una novela muy contemporánea, eso viene de la mano sobre todo de la criatura que convoca este este libro, esa criatura que argumental y metafóricamente está por debajo del texto y de la tierra. Es la naturaleza de esa criatura la que nos pone en otro plano que excede el weird tradicional".
Otro aspecto que señaló Ricardo Romero fue que "plantea también una criatura de alguna manera amorfa, de alguna manera infinita, de alguna manera que habita un tiempo y un espacio profundo distinto del nuestro, pero que ya no trae la dicotomía del bien y el mal. La novela desarma esa dicotomía entre el bien y el mal y eso es una característica del nuevo weird cuando se presenta y se enfrenta a la otredad en condiciones de mera amenaza, sino que es más bien una otredad que sí, por supuesto, nos intimida, nos asusta, pero también nos fascina".
Presentación del premio Clarin Novela 2024 en la Feria del Libro. Foto: Francisco Loureiro.
Por último, tomó la palabra el autor, que compartió el disparador de la escritura: "Siento que las preocupaciones con las que trabajé en la novela son preocupaciones contemporáneas, sobre todo para gente de mi generación, para quien la familia ya no es un concepto rector, el Estado ya no es un concepto, la figura de Dios ya no es un concepto rector, la figura de la religión ya no es un concepto rector, la ciencia ya no es tampoco un concepto rector. Entonces, los treintaneros, incluso los veintianeros tardíos estamos completamente perdidos en un mundo acelerado, con amenazas nucleares, que nos colocan frente a un dolor que va más allá de lo humano y que está pidiendo, creo, de algún modo, formas de integración por arriba", explicó.
También recordó que las dificultades de la escritura fueron sobre todo formales: "Hay un arco que es el de 1504 que se articula a partir de una segunda persona y es muy difícil sostener una segunda persona durante muchas páginas sin que se vuelva o demasiado plástica o demasiado molesta. Otra de las dificultades con las que me encontré fue la misma dificultad, salvando las diferencias, con la que se ha encontrado Saer en algún momento, que es la pretensión de ensayar formas de la palabra que se alejen de lo expresamente humano. Hay un personaje que se llama Julia, que está atravesando un cáncer. Entonces, la preocupación era cómo habla un cuerpo que se está desintegrando porque hay un cáncer que está avanzando. Así que creo que el arco de 1504 y el arco del 2036 fueron los que formalmente me demandaron mayor trabajo".
Presentación del premio Clarin Novela 2024 en la Feria del Libro. Foto: Francisco Loureiro.
Y Roberto Chuit Roganovich insistió en el elemento "que estuvo detrás de esta novela que fue el dolor del que hablaba, que es un dolor que creo que compartimos nada más que mi generación y que es muy difícil transmitirla a nuestros padres. Esta novela es algo así como un llanto o alguna forma de de formalización de una exasperación o de una desesperación. No es muy esperanzador lo que estoy diciendo. Pero siento que es la forma que hoy estoy encontrando de dar una respuesta a la falta de estado, la falta de religión, la falta de la ciencia, la falta de la familia", señaló.
Clarin