Recuperar el deseo sexual: ¿Cuándo debería consultar a un médico?

La disminución del deseo no tiene por qué ser solo un problema psicológico: el internista Christoph Nitsche explica las causas y ofrece consejos para tener conversaciones honestas en una relación.
Cuando el deseo disminuye, a menudo el problema reside en el cuerpo. Los cambios hormonales, como una deficiencia de testosterona o de hormonas tiroideas, pueden reducir la libido. Los problemas circulatorios, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares también afectan la respuesta sexual. Incluso algunos medicamentos, por ejemplo, para la hipertensión o la depresión, pueden suprimir la libido.
El Dr. Christoph Nitsche es especialista en medicina interna y urgencias. Realizó su especialización en el Hospital Marienhospital Euskirchen, donde se centró en cardiología y medicina de urgencias. Forma parte de nuestro Círculo de Expertos . El contenido aquí presentado refleja su opinión personal, basada en su amplia experiencia.
El estrés prolongado es uno de los mayores enemigos de la libido. Cuando el cuerpo libera cortisol constantemente, la producción de hormonas sexuales disminuye automáticamente. El cansancio, la presión y las preocupaciones se apoderan de la situación, y la intimidad y el deseo quedan relegados. El cuerpo entra en modo de conservación y reduce todo lo que no es esencial para la supervivencia, incluido el deseo sexual.
Las hormonas controlan nuestro deseo sexual; cuando sus niveles disminuyen, el deseo también suele reducirse. La falta de testosterona en los hombres o de estrógeno en las mujeres puede disminuir significativamente el deseo. Los cambios en las hormonas tiroideas o en las hormonas del estrés, como el cortisol, también afectan directamente la libido y los niveles de energía. Incluso pequeñas fluctuaciones en los niveles hormonales pueden ser perceptibles, por lo que un chequeo médico suele aclarar las dudas.
Si la libido disminuye significativamente durante semanas o meses, es momento de buscar ayuda profesional. Un médico puede descartar causas físicas como desequilibrios hormonales, problemas cardiovasculares o efectos secundarios de medicamentos. Los factores psicológicos como el estrés, la ansiedad o los problemas de pareja pueden abordarse con un terapeuta. Cuanto antes se identifiquen las causas subyacentes, mejor será el tratamiento y la calidad de vida.
El tratamiento depende de la causa subyacente: los desequilibrios hormonales pueden corregirse con medicamentos, como la testosterona o las hormonas tiroideas. Si existen estrés psicológico o problemas de pareja, la terapia con un psicólogo o un terapeuta sexual puede ser útil. Los cambios en el estilo de vida, como aumentar el ejercicio, llevar una dieta saludable , dormir lo suficiente y reducir el estrés, también pueden mejorar notablemente la libido. En la mayoría de los casos, la combinación de medidas médicas y terapéuticas es la más eficaz.
Las dificultades sexuales se abordan mejor con sensibilidad. Elija un momento tranquilo, hable en primera persona («He notado...») y evite las acusaciones. La honestidad y la comprensión generan confianza y previenen sentimientos de culpa. El objetivo es encontrar soluciones juntos, ya sea mediante conversaciones abiertas, terapia de pareja o asesoramiento profesional.
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