Gustavo Petro revela que lleva años separado de su mujer, la primera dama de Colombia

En medio del vendaval que levantó la inclusión de Gustavo Petro, su mujer, Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro Burgos, y el ministro del Interior, Armado Benedetti, en la Lista Clinton, Colombia se enteró de la ruptura del matrimonio presidencial.
"Verónica Alcocer está separada de mí hace años, la perjudican gratuitamente, ya la oligarquía colombiana había dado orden de procesarla y a mi hijo de abrirle varios procesos, es su estrategia electoral", escribió en su cuenta de X el presidente.
En los círculos políticos bogotanos daban por hecho que la pareja hacía vidas separadas desde julio del 2024. El jefe de Estado, en una visita oficial a Ciudad de Panamá, en lugar de asistir a una cena con otros mandatarios, se paseó por el casco antiguo con una mujer, de manera cariñosa y abierta, para que le grabaran. Pero no había información alguna sobre su separación y, aún menos, que fuera de mucho tiempo atrás.
"Verónica cuida a mis hijas en el tiempo que no me queda. Ni un solo peso público ha salido para ella desde que estoy separado físicamente, aunque el vínculo legal aún no se ha roto. Ella cumple sus deberes como mamá, que le agradezco mucho (...) Lo que pase en mi corazón es asunto mío", remato Petro en defensa de su ex pareja.
Aunque Petro pretende hacer pasar la revelación como una cuestión privada, la oposición exige explicaciones y ha puesto bajo la lupa las funciones y los gastos derivados del tiempo que ha ejercido como primera dama, rol que le corresponde por estar casada con el presidente, así como los nombramientos de altos cargos que hizo Alcocer.
Puesto que carece de un presupuesto propio, buena parte de los gastos los contraía la Consejería de Reconciliación de la presidencia. A su frente, Petro, primero nacionalizó de manera exprés y luego nombró a Eva Ferrer, una catalana experta en marketing político, íntima amiga de Verónica, que a veces también viajaba con ella.
Su presencia en diversos acontecimientos internacionales, casi siempre sin Petro, siempre fueron objeto de críticas y demandas que terminaron por prosperar. Verónica Alcocer representó a Colombia en el funeral de la Reina Isabel de Inglaterra, en el del ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, acudió al del Papa Francisco, con quien tuvo dos audiencias en el Vaticano.
Viajaba con maquillador, fotógrafo, estilista, su mejor amiga y una asesora personal. Todos con contratos de elevados sueldos que pagaban distintas entidades públicas y que ocultaban la verdadera función que desempeñban.
La embajadora de Italia, Ligia Margarita Quessep, es otra ficha suya, designada por ser íntimas desde la infancia. Igual que el embajador en Suecia, Guillermo Reyes, si bien ninguno de los dos pertenece a la carrera diplomática. Por la estrecha amistad que une a Alcocer con su mujer, Carmen Larrazábal, se instaló en la residencia en Estocolmo durante varios meses, según la página digital Las2Orillas.
El pasado 4 de septiembre reapareció en un encuentro con un grupo de internos en la cárcel La Picota de Bogotá. Llegó con en un todoterreno blindado, custodiada por otros cuatro vehículos iguales, y policías en moto. Opositores como la candidata presidencial, Vicky Dávila, preguntaron sobre las razones de esa súbita reunión, ya que Alcocer llevaba tiempo ausente de todo. Y no hubo una respuesta clara. En el fondo subyacía la sospecha de que tuviera algo que ver con el intento del Gobierno Petro de sellar acuerdos de paz con poderosos narcotraficantes presos.
En todo caso, figurar en la lista OFAC, más conocida como Clinton, supone un golpe fuerte para su vida cotidiana. Ya el ministro Benedetti lamentó las primeras consecuencias. "Me bloquearon la tarjeta de crédito; estoy mal y golpeado", le dijo a la emisora Blu Radio.
Los bancos colombianos aclararon que están sujetos a tratados internacionales y que no pueden hacer otra cosa que cumplir las normas relativas a la OFAC, una suerte de muerte financiera.
Para defender su inocencia y que les saquen del listado, Petro contrató el abogado estadounidense Daniel Kovalik, un activo defensor del chavismo. Este lunes anticipó que también su despacho interpondrá demandas penales contra el Gobierno Trump por los muertos en las narcolanchas en el Caribe y el Pacífico por los misiles de la VI Flota.
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