‘La cultura crea formas de vivir y sobrevivir’: Rejane Cantoni

Conforme avanzan los preparativos para la primera edición de la Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá, BOG25, también se van conociendo los nombres de algunos de los artistas invitados a este gran evento de ciudad, cuyo objetivo es posicionar a Bogotá en el mapa de las principales bienales de arte del mundo, entre ellas, las de São Paulo, Venecia y Sydney. Uno de esos nombres es el de la artista brasileña Rejane Cantoni, quien estuvo en Bogotá para afinar los detalles de la obra que traerá a la BOG25, titulada We a gente, una propuesta de intervención interactiva que estará ubicada en el parque Santander, en el centro de la capital.
Cantoni es reconocida internacionalmente por crear proyectos artísticos de carácter inmersivo, disruptivo e interactivo, con un fuerte componente tecnológico que, más allá de la contemplación, invitan al espectador a sumergirse en una experiencia que genere recordación y que ponga en diálogo a la gente con los espacios, sean estos públicos o cerrados.
Nacida en São Paulo (1959), Cantoni estudió comunicación, semiótica, visualización de sistemas de información e interfaces cinemáticas tanto en su ciudad natal como en Ginebra, Suiza.
Desde mediados de los años ochenta, investiga y desarrolla instalaciones inmersivas utilizando dispositivos y tecnología para la adquisición y análisis de datos, tanto en entornos naturales como automatizados. Dentro de sus trabajos, instalaciones y exhibiciones recientes, se destacan las series tituladas ‘Floras-Garden’ y ‘Floras-Seed’, conformadas por 200 obras creadas con inteligencia artificial generativa, adaptaciones de luz y criptoactivos (NFTs) que hacen referencia al trabajo de los pintores impresionistas y a la naturaleza; Swing, una instalación interactiva site-specific (obras que se crean específicamente para un lugar, teniendo en cuenta su entorno y características) presentada en Austin, Estados Unidos, que permite al visitante caminar por la superficie de la obra, conformada por planos modulares que se mueven en todas direcciones, creando un efecto balancín; Agua, una obra que trabajó junto a la arquitecta brasileña Raquel Kogan en el marco de la exhibición ‘Connect Me’, en Dinamarca, y en la que literalmente se tiene la sensación de caminar sobre el agua; y Pipe, una escultura interactiva presentada en Arizona que sumerge a los visitantes en los paisajes del Gran Cañón. En Bogotá, presentó hace un par de años la obra Río Bogotá, un espejo líquido de dimensiones arquitectónicas que se adaptaba y transformaba según el peso y ubicación de los visitantes.
Junto al también artista Leonardo Crescenti (q.e.p.d.), con quien trabajó en dupla durante varios años, realizó importantes exposiciones alrededor del mundo, entre ellas Ars Electronica (Linz, Berlín, Ciudad de México); The Creators Project (Nueva York, São Paulo); los festivales Glow y STEP (Eindhoven), Espacio Fundación Telefónica (Buenos Aires) y el Copenhagen Contemporary Art Festival (Copenhague).
Brasil tiene una de las bienales de arte más importantes del mundo: la Bienal de São Paulo. ¿Qué le aportan las bienales a las ciudades y qué puede contarnos sobre su experiencia participando en ellas?Las bienales son espacios planetarios que convocan las ideas del mundo entero. La Bienal de São Paulo, que es la segunda del mundo, fue una gran iniciativa del empresario Ciccillo Matarazzo que surgió en los años cincuenta, cuando São Paulo estaba desarrollándose. Después de visitar la Bienal de Venecia con su esposa Yolanda Penteado, crearon la Bienal en Brasil, que no solo hizo visibles las propuestas experimentales de los artistas brasileños de entonces, sino las iniciativas de artistas del mundo entero, abriendo la puerta al intercambio y al diálogo cultural.
La Bienal de Bogotá permitirá que mucha gente se acerque por primera vez a su obra. ¿Cómo describiría su trabajo a quienes aún no lo conocen?Mi obra se enfoca en proyectos e instalaciones de gran escala, inmersivas e interactivas, del tipo site-specific. Esto significa que voy a un lugar y observo cómo es, cómo lo ocupan las personas en el tiempo, qué comunica y qué relaciones se establecen a partir de él, qué historia tiene, qué era antes, qué es ahora y qué puede llegar a ser. Se trata de proyectos que dialogan con la arquitectura, con la fauna y la flora. Escucho el lugar y escucho a las personas.
¿Y qué significa participar en BOG25 bajo esta perspectiva? Significa hacer una visita técnica, estudiar, tener una propuesta, un plan. Pero en cuanto una llega hasta aquí, bebe café colombiano, conversa con la gente, intercambia, escucha el espacio y ve lo que está aconteciendo, el proceso cambia y el desafío se vuelve mayor. Este es un proyecto de arte, ciencia y tecnología que no tiene fronteras. Cuando estoy aquí, uso todo el conocimiento que la humanidad ha producido para poder desarrollar una solución que sea una propuesta de comunicación entre la obra y el espacio que las personas ocupan.
El eje curatorial de la BOG25, ‘Ensayos sobre la Felicidad’, propone una mirada crítica desde el arte a la promesa de felicidad que nos venden las redes sociales, los libros de autoayuda, el discurso político y hasta las cátedras universitarias. ¿Ya ha pensado cómo abordará este eje curatorial en su propuesta para la Bienal?Lo primero que debo decir es que yo sí soy feliz. Pero no es fácil serlo. Se necesita reflexionar sobre quién se es, reflexionar sobre lo que el organismo necesita: respirar, tomar decisiones motivadas por eso que uno es, decisiones ayudadas por la cultura en la que uno vive. La felicidad es un concepto muy interesante, primero, porque es un estado que posibilita moverse en el mundo, actuar en el mundo a partir de esa condición de felicidad.
Vamos a pensar en el orden humano: ¿quién soy yo? Una interfaz en comunicación con el universo, con el planeta Tierra, con el lugar donde vivo, con São Paulo, con mi familia, etcétera. Este organismo, la parte física de este organismo, examina todo el tiempo en qué condiciones está. Por ejemplo, ¿estoy respirando? ¿Estoy bien? ¿Me siento cómoda? ¿Estoy conforme? ¿Tengo sed? Es un sensor de mantenimiento, al punto que mis sentidos y mi sistema nervioso central funcionan para informarle a ese organismo, del que mi cerebro es parte, en qué condiciones físicas me encuentro. A partir de ahí, pudo establecer planes. ¿Qué es lo que quiero hacer de mi vida? ¿Qué debo hacer para lograrlo?, sea trabajar, estudiar, viajar o hacer nuevos amigos. Gracias a ese plan, evalúo, por ejemplo, las experiencias que me trajo hacer nuevos amigos.
¿Fue algo gratificante salir a su encuentro?Si lo fue, entonces volveré a ellos con una predisposición “feliz”. Pero si no lo fue, quizás pueda sentirme enojada o frustrada, sin desconocer en absoluto que las relaciones humanas no son en blanco y negro, sino que admiten y necesitan zonas grises. Con esto en mente, el proyecto que les ofreceré a ustedes durante la Bienal Internacional de Arte y Ciudad de Bogotá se llamará We a gente, en alusión a cómo podemos cambiar un estado de cosas para llevar una vida mejor. Ese es mi plan.
Además de artista, usted es profesora con una sólida formación en semiótica. ¿Qué aspectos considera esenciales para que el público que no ha tenido mucho contacto con su arte pueda abordarlo y apreciarlo?Esta pregunta también tiene dos maneras de responderse. Una, a partir del público, que es lo que está sugiriendo: ¿cómo se prepara el público para vivir una experiencia artística? Con la atención de la mirada y la energía del cuerpo. Es así como nos preparamos para ver una obra. El artista tiene fama de ser el tipo que rompe paradigmas, que piensa el mundo diferente. Entonces, la mejor manera de entrar en un proyecto de arte es no tener prejuicios, eliminar todo lo que ya has visto y entrar en la experiencia, sumergirte en ella. Esto, desde el punto de vista del visitante.
Desde el punto de vista del artista, a este le corresponde diseñar el sistema de comunicación que active los sensores del visitante para que pueda vivir esa experiencia de la mejor manera posible.
¿Cómo cambiará la inteligencia artificial la forma en que los artistas trabajan?La inteligencia artificial ya cambió la forma en la que todos trabajamos. Esa es la noticia y es genial, porque hay mucha gente asustada preguntándose qué vamos a hacer con esta novedad. Pero la verdad es que no es nueva. La idea de la creación de inteligencias artificiales data, como mínimo, de 8.000 años antes de Cristo. Los mitos ya hablan de estas inteligencias, ya hablan de sistemas autónomos que abren portales a los dioses del Olimpo, etcétera. Pinocho nos cautiva con la automatización, él recibe vida mediante un soplo divino, en fin, la idea de construir una inteligencia o una vida similar a la humana es muy antigua y nosotros los humanos, a través del arte, el teatro, la música, los mitos, narrativas e historias, a través de la evolución de la ciencia y las tecnologías, entramos en esa aventura de construir vida similar a la nuestra.
¿Por qué? Porque es la manera de conocernos. Nosotros no sabemos completamente, todavía, cómo funciona nuestro cerebro. No sabemos qué es la consciencia. No tenemos respuestas a estas preguntas. Al simular estos modelos, nos descubrimos a nosotros mismos. Simulando inteligencias artificiales, expandimos nuestra capacidad para operar en el mundo. ¿Y qué tenemos hoy? El mapa del que siempre hablo con mis estudiantes es que la ciencia, el arte y la tecnología nos llevan a lo siguiente: estamos equipados con el más competente y eficiente biocomputador que la naturaleza haya confeccionado, no sabemos por qué. Este biocomputador está aquí on board (abordo) en este viaje sobre el planeta Tierra. ¿Y qué es el planeta Tierra? Un pedazo de rock (roca), ¿no? Un pedazo de piedra que se mueve en el espacio con otros planetas. Este es el viaje.
Llegamos al planeta Tierra, nacemos en él sin ropa, sin comida, sin estar preparados. Creamos culturas, y por eso es tan importante esta Bienal y el intercambio de culturas. ¿Y por qué creamos culturas? Porque la cultura crea formas de vivir y sobrevivir en esta aventura que no es simple, pero que es genial y nos está llevando hacia algún lugar. ¿Qué lugar es ese? ¿Cómo estamos yendo? ¿Por qué estamos yendo? Estas son las preguntas que se hacen los artistas y los tecnólogos, y que todos nosotros, los humanos, intentamos responder a diario.
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