Ana Duato vuelve al teatro 20 años después por una razón: un texto de Marguerite Duras


¿Qué pueden hacer para que tantos recuerdos no acaben solo en dolor? ¿Qué les está pasando ahora? ¿Es un comienzo o el final? El amor y la pasión brutal que han unido a esta mujer y este hombre durante años ha terminado. Pero quieren volver a verse y la firma del trámite del divorcio se alarga más de lo necesario. Es una noche en el vestíbulo del hotel en el que se conocieron donde van surgiendo sentimientos desgarradores, reproches durísimos, silencios acusadores, recuerdos del infierno en el que vivieron, pero también el enganche del sexo que sigue ahí. Ana Duato vuelve al teatro tras más de 20 años de ausencia junto al actor argentino Darío Grandinetti, que se sube por primera vez a un escenario en España, para dar vida a esta tragedia de amor en La música, texto escrito por la autora francesa Marguerite Duras en 1965, que dirige Magüi Mira. La función se estrena este 26 de febrero en el teatro Infanta Isabel de Madrid, sin fecha de finalización.
Lo dijo la propia Marguerite Duras (1914-1996): “La música es un constante reescribir la imposible partitura del amor”. El nombre de Duras, prolífica escritora y autora de grandes textos como El amante o el guion de Hiroshima, mon amour, no es muy habitual en el teatro en España, al contrario que en los escenarios europeos. Magüi Mira, actriz y directora, le tenía ganas desde hace mucho tiempo. “Es una autora que me ha fascinado: siempre he querido adaptar un texto suyo y nunca tuve la oportunidad. No es nada fácil, ella escribe con un vuelo literario muy especial, y esa realidad brutal y salvaje que describe en La música hay que llevarla a escena sin filtros. Este texto me interesa especialmente porque se adentra en esa droga que es el sexo, el sexo como un lenguaje de comunicación que no necesariamente tiene que ir sumado al amor. Esta pareja se encuentra sin saber que esa droga no la tienen superada”, explica Magüi Mira, en una entrevista con los dos actores.

Solo una mesa en ese añorado hotel de una localidad francesa cualquiera es testigo de este reencuentro, que se inicia y finaliza en el escenario con el Andante Opus 100, de Schubert, único cambio con respecto al texto de Duras, que eligió música de Beethoven. Él, un arquitecto triunfador, un hombre controlador y desconfiado, algo melancólico, y ella, una pintora independiente y decidida, han rehecho sus vidas, pero llegan con una necesidad imperiosa de mirar al pasado. “Lo que me interesa sobre todo de esta obra es que Duras plantea el conflicto desde una posición de igualdad fantástica. Aquí no hay rémora de costumbres machistas, no hay matriarcados, ni patriarcados, ni feminismos. Es una relación de igual a igual. La soberbia que pueda sentir alguno de los dos personajes o los dos tiene que ver con su personalidad, no con su condición de mujer o de hombre. Me interesa hacer una obra en la que el personaje femenino es, no necesita de nadie para ser. A mí como actor hombre me resulta fascinante porque es más complicado enfrentarse con una mujer bien plantada que es ella y no necesita de nadie”, asegura Darío Grandinetti (Rosario, Argentina, 65 años), actor que vive entre Madrid y Argentina desde hace años.
Por su parte, Ana Duato (Valencia, 56 años) cree que Marguerite Duras intentó hacer un mundo mejor para las mujeres, más igualitario, y todo eso lo trasladó a esta obra. “Es un texto complicado y muy inteligente, que hemos ido descubriendo en los ensayos. Duras no da puntada sin hilo. Cada cosa que dice, cada pregunta que plantea viene cargada de recuerdos o proyecciones hacia el futuro. Es una obra con dos versiones de un mismo pasado, como suele ser habitual. Hay un cambio de roles evidente desde el primer momento y eso resulta muy interesante. Ella ha superado una relación que le ha dejado un daño emocional grande, pero que le ha hecho ser una mujer más fuerte”, dice la actriz, que confiesa que no ha tenido tiempo de añorar el teatro, inmersa en su largo trabajo en la serie Cuéntame.

Es una noche en la que vienen a acabar una relación y se ven arrasados y arrastrados por ese amor que les unió, pero que saben imposible. Es una noche de encuentro, desencuentro, de recuerdos del “infierno atroz” que vivieron, de miles de reproches, los celos de él, la independencia de ella y, también, los descubrimientos y secretos que ignoraban uno del otro. “Aquello que vinieron a hacer ya no es, pasan cosas más importantes. Ellos creen que vienen a acabar la relación, pero se dan cuenta de que siguen unidos por un hilo rojo. Además, hay otras cosas que han pasado y que se han callado los dos y aparecen ahora. Es una noche de redescubrir la relación, de redescubrir al otro y también a ellos mismos, de redescubrir ese deseo que late todavía”, explica Grandinetti, para quien la pareja ha llegado a esa noche sin hacer el duelo necesario.
“Quizás ella sí”, apunta Ana Duato sobre su personaje, una mujer con mucha fortaleza, pero, al mismo tiempo, mucha vulnerabilidad. “Es una mujer llena de contradicciones. Vive la nostalgia de tener una casa, un hombre a su lado, junto con la necesidad de ser independiente. Se mueve en esas dos aguas. Es un personaje muy actual que habla de muchas cosas que forman parte de la mujer de hoy. Me gusta la contradicción para interpretarla. La verdad es que con ella no te aburres, va arriba y abajo. Lo que sí tiene claro es que ella ha aprendido mucho de sí misma, se ha redescubierto y reconstruido, sabe quién quiere ser y como quiere vivir. Se reafirma en su decisión de no volver a vivir aquel infierno, de alejarse de ese amor tóxico, aunque añore algo de esos años”, añade Ana Duato.
Es una noche en blanco, en la que dos personajes permanecen atrapados en el amor que les unió. ¿Es el comienzo o es el final de una relación? Llega el día. Todo ha acabado, pero todo puede comenzar.
EL PAÍS