Dolor de rodillas: estudio científico revela cuál es el tratamiento realmente útil
El dolor de rodilla se ha convertido en una de las dolencias más frecuentes entre las personas de mediana y avanzada edad. Es la razón de millones de consultas médicas al año y, en muchos casos, el inicio de un deterioro progresivo de la movilidad. Las causas varían, parten desde el desgaste natural del cartílago por artrosis hasta desgarros meniscales o tendinitis por sobreuso.

La artrosis es una de las principales causas del dolor crónico de rodilla. Foto:iStock
Aunque el reposo y los analgésicos pueden aliviar episodios leves, el desafío está en encontrar un tratamiento eficaz que recupere la función sin depender siempre de procedimientos quirúrgicos. En ese camino, la ciencia acaba de aportar una pista relevante.
La evidencia del movimientoUn grupo de investigadores del Hospital General de Massachusetts (Mass General Brigham) y otras instituciones de Estados Unidos siguió durante un año a 879 pacientes con artrosis y desgarros de menisco. Todos fueron parte del ensayo ‘TeMPO’, un estudio que buscaba identificar qué tipo de intervención alivia mejor el dolor y mejora la movilidad.
Los participantes fueron divididos en tres grupos, quienes solo realizaron ejercicios en casa, quienes combinaron esos ejercicios con fisioterapia convencional, y quienes hicieron ejercicios más fisioterapia simulada.
En todos los casos, el programa incluía sesiones de estiramiento y fortalecimiento muscular, especialmente en cuádriceps, glúteos y abdomen, realizadas varias veces por semana.

El ejercicio regular sigue siendo una de las mejores formas de prevención. Foto:iStock
A los tres meses, los investigadores no hallaron diferencias significativas entre los grupos. Sin embargo, quienes recibieron acompañamiento de un fisioterapeuta, ya fuera real o simulado, reportaron un alivio ligeramente mayor a los seis y doce meses.
El hallazgo, publicado en el ‘New England Journal of Medicine’, sugiere que la presencia del terapeuta, más que la técnica específica, podría influir en la mejoría del dolor. La interacción humana, la motivación y la guía profesional parecen tener un papel que va más allá del ejercicio físico.
Más allá de los númerosEl doctor Jeffrey Katz, director clínico del Centro de Ortopedia y Artritis del Hospital Brigham and Women’s, explicó que las mejoras fueron notables en todos los grupos, incluso en quienes solo siguieron el programa desde casa. “Los participantes reportaron dolor moderadamente intenso al inicio del estudio y mucho más leve un año después”, señaló el investigador.

El acompañamiento profesional mejora los resultados del tratamiento. Foto:iStock
El estudio refleja una idea clave: la constancia en el movimiento puede ser tan poderosa como la intervención clínica. En palabras simples, el cuerpo responde al ejercicio estructurado y sostenido, siempre que se realice de manera segura y adaptada a cada persona.
¿Qué hacer ante el dolor?El dolor de rodilla no siempre requiere atención de urgencias, pero sí vigilancia. Si se presenta deformidad, hinchazón repentina o incapacidad para apoyar la pierna, es necesario acudir al médico. Para molestias leves, los especialistas recomiendan el método RICE: reposo, hielo, compresión y elevación.
Aplicar hielo durante 15 minutos varias veces al día, usar un vendaje elástico y mantener la pierna elevada ayuda a reducir la inflamación. El uso moderado de antiinflamatorios, también puede aliviar el malestar, siempre bajo orientación médica.
Después de las primeras 48 horas, los ejercicios suaves y de bajo impacto, como el tai chi o las sentadillas ligeras, pueden contribuir a recuperar la movilidad. La clave está en moverse, pero con precaución.
El cuerpo también escuchaAunque la investigación se desarrolló en Estados Unidos, sus conclusiones tienen eco en cualquier contexto. La recuperación no depende solo de la técnica, sino del acompañamiento y la disciplina.

Cuidar las articulaciones es esencial para preservar la calidad de vida. Foto:iStock
La ciencia confirma que el cuerpo mejora cuando se mueve, y que el vínculo entre paciente y terapeuta puede tener un poder terapéutico tan real como cualquier tratamiento físico.
En un mundo que envejece, donde las articulaciones duelen más que antes, el mensaje es simple, mantenerse activo es más que una recomendación médica; es una forma de cuidar la vida en movimiento.
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