La desconcertante carrera de Isabelle Adjani, entre destellos de brillantez y eclipses

Las actrices y actores a veces pierden el gusto por la profesión, como Brigitte Bardot, quien se retiró con tan solo 40 años. Greta Garbo (1905-1990) se desvaneció incluso antes, a los 36, pero con la vana esperanza de un regreso, bajo la dirección de Max Ophuls, Alfred Hitchcock o Luchino Visconti. Algunos lo vieron solo como una forma de ganarse la vida, por ejemplo, Marlon Brando, quien, a partir de los años 80, solo actuó con la garantía de un buen sueldo. El cansancio, las fobias relacionadas con la fama o la edad, la abundancia de dinero y diversas adicciones marcaron las retiradas.

También está el ejemplo de Isabelle Adjani. No tiene la trayectoria lineal y densa de Catherine Deneuve o Isabelle Huppert, quienes acumulan proyectos como un albañil acumula ladrillos; su carrera está marcada por lagunas y ausencias. Antes de resurgir varias veces como el ave fénix cuando la gente empieza a olvidarla. Porque si bien su actividad como actriz es algo serio para ella, a sus 70 años no está obsesionada con la obra que está esculpiéndo.

"Siempre pensé que actuar era una profesión de fe antes que una profesión, pero a veces también se convierte en un trabajo ", nos cuenta. "Este negocio es un pacto con el diablo, así que podríamos hacer películas suntuosas. Pero es molesto oír que es el trabajo más hermoso del mundo, porque no lo es exactamente". Hay una paradoja en Adjani. Hace su trabajo "sin restricciones" , pero sin convertirlo en una prioridad absoluta.

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