Labaroche. Lejos de la zona contaminada de Chernóbil, Kyryl se recupera.

"Kyryl, ven aquí", llama Joëlle Behra. El niño cruza tímidamente la puerta de esta pequeña casa en Labaroche antes de refugiarse tras ella. El parchís está extendido sobre la mesa de la cocina. Joëlle y su esposo Michel han sido familias de acogida desde 2009 para los Niños de Chernóbil, una organización que ayuda a las personas afectadas por la contaminación radiactiva de la central nuclear.

Por segundo año consecutivo, la pareja acoge a Kyryl durante tres semanas, tiempo suficiente para verlo pasear en su bicicleta naranja fluorescente, jugar con el gato de la familia y disfrutar de las piscinas...

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