Salud. Enfermedad renal: ¿por qué es esencial el cribado incluso sin síntomas?

Esenciales para el buen funcionamiento del organismo, los riñones filtran más de cien litros de sangre al día para eliminar los desechos. Cuando se deterioran, se altera la mecánica de todo el organismo, ya que los riñones y el corazón forman una dupla verdaderamente interdependiente. En casos de enfermedad renal crónica (ERC), esta estrecha relación amplifica los riesgos cardiovasculares y metabólicos. Ante este problema de salud pública, la profesora Bénédicte Sautenet, nefróloga del Hospital Universitario de Tours, aboga por una detección más amplia, un enfoque integral y una mejor información pública.
Los riñones son discretos, pero esenciales. Al filtrar casi 180 litros de sangre al día, eliminan los desechos. Si funcionan mal, puede producirse enfermedad renal crónica, que consiste en un deterioro progresivo de la función renal.
"A menudo oímos que la enfermedad renal crónica es silenciosa. Discrepo totalmente", insiste el profesor Sautenet. "Ahora disponemos de datos que demuestran que los pacientes que padecen esta afección presentan numerosas señales de alerta".
¿Cuáles son los síntomas? «Fatiga, dolor muscular, entumecimiento en las extremidades, dificultad para respirar, picazón, calambres… Todos estos son signos que deberían llevarte a consultar a tu médico».
Ciertas personas corren un riesgo especial: quienes padecen hipertensión, diabetes, sobrepeso, mayores de 60 años o quienes tienen antecedentes familiares de esta afección. «Incluso sin síntomas, estos grupos deberían beneficiarse de una revisión anual», recuerda el especialista.
Porque sin tratamiento, la enfermedad puede progresar a insuficiencia renal terminal. Pero, sobre todo, aumenta los riesgos cardiovasculares: infarto, accidente cerebrovascular y muerte prematura.
El cribado, una palanca clave para la acción temprana«La detección de la enfermedad renal crónica es desconcertantemente sencilla, pero aún rara vez se ofrece, sobre todo en la atención comunitaria», advierte la profesora Bénédicte Sautenet.
"Se basa en dos pruebas complementarias: un análisis de sangre y una muestra de orina. Nada más. Estas dos pruebas deben realizarse juntas. Con demasiada frecuencia, se olvida la parte urinaria, lo que hace que el cribado sea incompleto", insiste la nefróloga. ¿El objetivo? Identificar la enfermedad en una etapa temprana, mucho antes de que progrese a insuficiencia renal grave o complicaciones cardiovasculares. "Cuanto antes la detectemos, con mayor eficacia podremos actuar: adaptar el estilo de vida, instaurar los tratamientos adecuados y frenar la progresión de la enfermedad", explica.
Sin embargo, este cribado sigue siendo marginal, incluso entre las personas en riesgo. «El papel del médico tratante es fundamental. Es quien puede detectar las señales de alerta, prescribir las pruebas adecuadas e iniciar el tratamiento temprano».
Según una encuesta de OpinionWay para Boehringer Ingenheim, más de la mitad de los franceses desconocen la enfermedad renal crónica, y su relación con el corazón sigue siendo en gran medida desconocida. ¿Por qué?
"Es posible que esta falta de conocimiento se deba a que hasta hace poco teníamos pocas opciones terapéuticas. Hoy en día, esto ya no es así", explica el especialista. "Las herramientas existen: tratamientos farmacológicos eficaces, educación terapéutica, apoyo personalizado. Los pacientes aún necesitan ser evaluados tempranamente e informados".
Pensando la salud en redes: corazón, riñón, metabolismo¿Por qué es esencial pensar en la salud de forma interconectada? Para la profesora Bénédicte Sautenet, la respuesta es sencilla: los riñones no son un órgano independiente, sino el núcleo de un sistema.
Los riñones filtran la sangre, eliminan los desechos del cuerpo, equilibran el agua en el organismo y regulan la presión arterial. A menudo, asociamos la presión arterial únicamente con el corazón. Pero, ante todo, son los riñones los que regulan la presión arterial. Cuando su funcionamiento es deficiente, se acumulan más desechos en el cuerpo, las hormonas que controlan la presión arterial se regulan deficientemente y se acumula agua.
El resultado: el sistema se descontrola. «Todo esto causa problemas en los vasos sanguíneos y el corazón. Por lo tanto, el riñón está directamente involucrado en las enfermedades cardiovasculares. Corazón, vasos sanguíneos, riñón: todo funciona en conjunto. Si solo pensamos de forma aislada, nos perdemos parte de la ecuación».
Un mensaje claro: prevenir, escuchar, actuarEn conclusión, el profesor Sautenet envía un mensaje claro a la población: «No debemos esperar a tener síntomas. Si nos encontramos en una situación potencialmente peligrosa, debemos hacernos la prueba. Al proteger nuestros riñones, también protegemos nuestros vasos sanguíneos y nuestro futuro».
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