De los desechos de Agrigento nace un Pinocho antimilitarista.

AGRIGENTO – De los residuos —de Tetra Pak, para ser más precisos— nacieron dos obras simbólicas para Agrigento, Capital Italiana de la Cultura. Estas dos obras, provenientes de la Ciudad de los Templos, transmiten dos mensajes complementarios y diferentes. Se trata del profundamente antimilitarista Pinocho y tres columnas que rinden homenaje al Templo de la Concordia, creado por Edoardo Malagigi. El Templo de Tetra Pak y el Juego Final se inauguraron esta mañana, la primera en el refectorio del antiguo monasterio de Santo Spirito, Pinocho, en la Piazza Marconi, donde permanecerán hasta el 14 de diciembre.
"Tras más de cincuenta años trabajando con residuos, quise considerar los residuos entre los residuos, ese Tetrapak que forma parte de nuestras actividades cotidianas", explica Malagigi, quien ha dedicado su vida al diálogo entre arte, diseño y activismo durante años. "Y en este caso, en el espacio del monasterio, decidimos adentrarnos en el mundo de la historia y reproducir un símbolo como las columnas".
Se trata de una instalación monomaterial, multicolor y brillante, donde todas las marcas aparecen como pequeñas ventanas. Alumnos de las escuelas de la provincia trabajaron en su montaje, participando en un divertido taller colectivo sobre el reciclaje. «Ver a los niños colaborar con Edoardo Malagigi fue una alegría: comprendieron, quizás incluso antes que nosotros, los adultos, la urgencia de los mensajes que se transmitían», afirma el director general de Agrigento2025, Giuseppe Parello. «Se está acelerando la planificación para Agrigento, la Capital Italiana de la Cultura; por fin empezamos a verlo físicamente: el viernes 26 de septiembre inauguramos «Concordia», un proyecto que se ha traído a la ciudad y que también aborda la dimensión de la escritura femenina, a menudo pasada por alto; y el 30, debatiremos sobre la hospitalidad con «Hospitium» en el Museo Pelagie de Lampedusa».
El Pinocho de la Piazza Marconi ha impactado a los agricentinos, y no solo a ellos: cansado, sentado y gris. Es una poderosa metáfora antimilitarista, con imágenes de armas tatuadas en relieve en su cuerpo. El mensaje es claro: si queremos acabar con las guerras, debemos detener la venta de armas. Las guerras se avecinan, pero los juegos han terminado: End Game es también un homenaje al gran pensador de la no violencia, Danilo Dolci. La escultura ya se ha convertido en un divertido punto de encuentro para los agricentinos, repleto de selfis y curiosidad.
Las esculturas, diseñadas por Malagigi, fueron creadas con el apoyo tecnológico de R3direct, una empresa toscana especializada en la producción sostenible a través de la impresión 3D con materiales reciclados y reciclables.
ansa