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El injugable Mkhitaryan y ese exceso de confianza

El injugable Mkhitaryan y ese exceso de confianza

En la mañana de Waterloo, Napoleón prometió: "Cenaremos en Bruselas esta noche". El director ejecutivo de Blockbuster anunció: "En mi radar, entre mis competidores, no veo Netflix". La historia está llena de frases que han envejecido mal. El deporte no es la excepción. Johan Cruijff, antes de arrebatarle cuatro puntos a Capello en la final de la Copa de Campeones del 94: "Somos más fuertes y más experimentados. El Milan no es nada excepcional". El "somos invencibles" de Henrikh Mkhitaryan tampoco ha envejecido muy bien. Tras la traumática derrota en la Champions League, la frase arrasó en todas las redes sociales, convirtiéndose en un meme global. El centrocampista volvió a ella en los últimos días: "No dije que fuéramos invencibles todo el tiempo, sino que lo éramos en ciertos partidos. Lo volvería a decir". Tiene razón. Estamos con él. La arrogancia de Cruijff no tiene nada que ver con esto. Otro personaje, Mkhitaryan, era el orgullo por las cimas de juego alcanzadas por el Inter tras cuatro años de trabajo; era la clara sensación de superioridad que todos teníamos, la temporada pasada, pero también en esta, en la que tuvo el Scudetto en sus manos durante tanto tiempo. El armenio fue el único en reconocerlo públicamente, con valentía. ¿Una falta que echarle en cara? ¿Mejor usar palabras plásticas? Como: "Respetamos a todos, no tememos a nadie". Luego, quizás, ese "injugable" se convirtió en exceso de confianza y la temporada fue mal. Pero esa es otra historia. Lo cierto es que a todos nos cuesta envejecer, incluso las palabras. Cuando Mkhitaryan niega categóricamente el parecido con Pippo Franco, bueno, nos recuerda mucho a Johnny Stecchino con su doble: "No se parece en nada a mí".

La Gazzetta dello Sport

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