La agenda de León XIV sobre la paz y los migrantes. Para la Curia el dossier financiero

Quienes lo conocen saben que tiene las ideas muy claras sobre un verdadero programa papal, con un punto en el primer lugar de la lista: la paz. Robert Francis Prevost , hijo de Chicago con América Latina en el corazón, es considerado el más bergogliano de los obispos estadounidenses, espacio que comparte con Blase Cupich , quien dirige la diócesis de Chicago. El nombre elegido representa el programa: León XIV, que hace referencia a León XIII , el Papa que con la Rerum Novarum fundó la doctrina social moderna de la Iglesia.
Una elección que dice mucho de este nuevo Pontífice, que todavía no ha cumplido setenta años (cumplirá 70 el 14 de septiembre), el primer norteamericano en la historia del papado, que supera así también esa especie de resistencia de la Iglesia católica, hasta ahora muy arraigada, a confiar su guía a un prelado procedente de la superpotencia americana. Hay muchas cuestiones que deben afrontarse rápidamente, incluidas las de las finanzas papales: a pesar de las reformas iniciadas (y en gran medida implementadas) por Francisco, la Santa Sede sufre un déficit de más de 70 millones, debido a la disminución de las ofrendas y a gastos muy elevados.
Su perfil responde a las necesidades expresadas por las Congregaciones Generales, de un pastor pero también capaz de ser "guía", y su experiencia como cardenal de un potente dicasterio como el de los obispos, y primer obispo en el Perú e incluso antes que superior general de los Agustinos , responde a esta petición. En primer lugar, Prevost tiene ese perfil “social” y de cercanía a los pobres y a los que sufren que ha desarrollado a lo largo de muchos años de actividad misionera en Perú, donde fue obispo de Chiclayo, que pone a los migrantes y a los pobres en el primer plano de su agenda, lo que encaja con los contenidos de la encíclica Laudato Si' de Bergoglio. ¿Qué opinas? Se le considera progresista en diversos temas, como la acogida de los inmigrantes, el cambio climático y la proximidad a los pobres, y más conservador, por ejemplo, en cuestiones relacionadas con la doctrina.
Parte del programa del nuevo Papa está en su discurso de saludo desde la Logia de San Pedro , que quiso leer, para mayor seguridad, casi enteramente en italiano y una pequeña parte en español. En primer plano, en estos tiempos de guerras generalizadas en todo el mundo, de división y fragmentación a nivel planetario, la primera cuestión sigue siendo precisamente el fin de los conflictos. El Papa León habló de “paz desarmada” y de “paz desarmada, humilde y perseverante”. Recordó la última bendición a Roma y al mundo interior del Papa Francisco el Domingo de Pascua, la víspera de su muerte, queriendo así dar su propio seguimiento a esa misma bendición. La invitación fue también a ayudarnos mutuamente a “construir puentes”, “con el diálogo y el encuentro, uniéndonos a todos, para ser un solo pueblo, siempre en paz”.
El nuevo Pontífice quiso recordar la voluntad de “caminar juntos”, como “Iglesia unida”, una Iglesia misionera, que sigue “construyendo puentes”. Son intenciones que no pueden ser más bergoglianas, que no pueden dejar de augurar un camino de continuidad, aunque en la renovación de actitudes quizás más serenas, más reflexivas, con un estilo quizás menos arrollador y mediático que el de su predecesor, al que sin embargo Prevost no dejó de dirigir su “gracias”. Y en esto cita por tanto a la “Iglesia sinodal”, lo que sugiere que esta gran obra abierta por Francisco no se agotará.
ilsole24ore