Una visita al Embarcadero

- Publicado el 18 de marzo de 2022 a las 03:00
CARLOS PIRES DE MIRANDA/DIVULGACIÓN/JC
Aún con el cielo nublado, decidimos que el pasado sábado sería el día para visitar el tan comentado Embarcadero. Aparcando junto a la urbanización y muy cerca de la Planta, dimos un paseo por el borde del muelle. Allí se alinean restaurantes, todos disponibles para el almuerzo. Alrededor de las 15h se abren los menús de snacks y similares, para a partir de ahí ir directo al atardecer de Porto Alegre y continuar hasta las 22h o más tarde, con las cocinas trabajando a pleno rendimiento.
Aún con el cielo nublado, decidimos que el pasado sábado sería el día para visitar el tan comentado Embarcadero. Aparcando junto a la urbanización y muy cerca de la Planta, dimos un paseo por el borde del muelle. Allí se alinean restaurantes, todos disponibles para el almuerzo. Alrededor de las 15h se abren los menús de snacks y similares, para a partir de ahí ir directo al atardecer de Porto Alegre y continuar hasta las 22h o más tarde, con las cocinas trabajando a pleno rendimiento.
Antes de las 13h ya se habían formado colas desde Press, justo al principio, hasta 20Barra9, en el otro extremo. Entre ellos se encuentran el colorido y moderno Wills, el peruano-oriental Isoj y el italiano Famiglia Facin, donde logramos conseguir una mesa. El comedor ofrece vistas a la cocina, seguramente repleta de ingredientes de la oficina central, y, por supuesto, la obligada vista de Guaíba.
De hecho, es importante decirlo: el menú presenta una selección de los productos más vendidos del restaurante Shopping Total, no todos. Pero el restaurante Embarcadero nos permitió tener una buena experiencia: un hermoso filete de salmón con Brie y miel, acompañado de risotto de puerros (R$ 85,00) y, para el columnista, una cazuela de la foto de arriba, con suculentos y tiernos ossobucos - sugeridos en el menú con polenta suave, que pedí reemplazar por rascatelli muy ligeros, sin remordimiento (R$ 75,00).
Todos los restaurantes están montados en contenedores marítimos –nada en contra, en Canela somos fans de uno que hizo exactamente lo mismo y todavía usa el nombre Container con orgullo–, aunque la acústica en el muelle obviamente está comprometida. Nuestra cuenta en Facin, con agua mineral, un Aperol Spritz y propina, fue de R$ 213,40.
El Embarcadero cuenta también con un amplio espacio al aire libre, donde podrás encontrar desde la Eat Kitchen -con un deck superior envidiable y su cocina saludable- hasta especialistas en zumos, hot dogs, hamburguesas, cafés, bollería, açaí, gelatos y palomitas. Allí, sentados en viejos sillones de lona, en medio del alegre bullicio de los transeúntes, niños y perros, disfrutamos del postre: las impecables milhojas con crema y dulce de leche (R$ 15,00 cada una) servidas por Press.

LENARA PETENUZZO/DIVULGACIÓN/JC
Vineria 1976 surgió discretamente, en la plaza Maurício Cardoso. Luego dio un salto, revelando su propuesta para la esquina de las calles Dinarte Ribeiro y Padre Chagas. Y ahora abre su primera sucursal, en el barrio Jardim Europa, junto al stand de ventas de Cyrela Goldsztein.
La idea es servir aperitivos, tapas y, por supuesto, una buena selección de vinos. De miércoles a sábados, de 16 a 22 horas. Ah, y entre las 18 y las 20 horas es la Hora del Vino: una secuencia de tres copas servidas a un precio promocional.